Bautizaron en el barrio Lambaré a un nuevo ahijado de la Presidenta de la Nación

Se llama Alexis Neyen Pintos y es el cuarto escobarense que cuenta con el madrinazgo moral de Cristina Fernández de Kirchner. La edecán presidencial Silvia Noemí Carrascoza representó a la jefa de Estado durante la ceremonia bautismal.

Ahijado oficial. El pequeño Alexis, junto a sus padres, la edecán presidencial y el sacerdote que lo bautizó.

Se llama Alexis Neyen Pintos y es el cuarto escobarense que cuenta con el madrinazgo moral de Cristina Fernández de Kirchner. La edecán presidencial Silvia Noemí Carrascoza representó a la jefa de Estado durante la ceremonia.

La capilla del Sagrado Corazón de Jesús, ubicada en el barrio Lambaré de Ingeniero Maschwitz, fue escenario de un bautismo sumamente especial este miércoles a la tarde, ya que quien recibió el sacramento es nada menos que un nuevo ahijado de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

El protagonista de esta historia es el pequeño Alexis Neyen Pintos, quien al ser el séptimo hijo varón de sus padres fue alcanzado por la ley de “Padrinazgo Presidencial”, vigente desde 1907.

La ceremonia se realizó con la participación de la edecán Silvia Noemí Carrascoza, en representación de la jefa de Estado, y contó con la presencia de otros tres escobarenses que son apadrinados “moralmente” por la máxima autoridad nacional: Milagros Luciana Ibáñez, Franco Ezequiel Leguizamón e Iván Federico Ruíz Díaz, quienes fueron distinguidos con el kit presidencial y la medalla recordatoria.

Del acto religioso también fue testigo el funcionario nacional y candidato a intendente Ariel Sujarcuk, quien sostuvo que “con esta ceremonia religiosa se consolida un vínculo indisoluble que perdurará eternamente”.

Kit presidencial. El flamante ahijado recibió la medalla recordatoria institucional y el cuadro de la jefa de Estado.

Una ley surgida de un mito

En la República Argentina, la ley 20.843 garantiza el padrinazgo del Presidente de la Nación en funciones al momento del nacimiento del séptimo hijo varón o la séptima hija mujer de una prole del mismo sexo.

Esta ley tiene sus raíces en la gran inmigración rusa en la Argentina y en la creencia de que el séptimo hijo varón era “el hombre lobo”, mientras que la séptima hija mujer era “bruja”. Así, en la Rusia zarista de Catalina La Grande se otorgaba el padrinazgo imperial que daba una protección mágica contra estos males y evitaba que los niños fueran abandonados.

En 1907 Enrique Brost y Apolonia Holmann, una pareja que se había radicado en Rusia, dan a luz a José Brost, su séptimo hijo varón, y envían una carta al Presidente José Figueroa Alcorta para que lo apadrinara. Allí comienza la tradición que, además, le otorga al ahijado una beca asistencial para contribuir con su educación y alimentación.

El 28 de septiembre de 1974 María Estela Martínez de Perón convirtió esta tradición en ley. La norma fue modificada en 2009 por Cristina Fernández de Kirchner a través del decreto 1416, que dio lugar, entre otras cosas, el derecho al beneficio aun cuando el bautismo religioso no fuere por el credo católico.

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