• Home
  • Farmacias de turno
  • Telefonos utiles
  • Contacto
  • Nosotros
  • Publicidad

        

El tiempo
≡ MENÚ
  • Secciones
    • Portada
    • Elecciones 2019
    • Gestion Publica
    • Legislativas
    • Politica
    • Interes Gral
    • Sociedad
    • Educacion
    • Cultura
    • Deportes
    • Policiales
    • Breves
    • Cartas de lectores
    • Columnas
    • Cuentos y Poesias
  • Farmacias de turno
  • Teléfonos útiles
  • Nosotros
  • Publicidad
  • Contacto

jueves 2 de enero de 2014

“Cleto”

El “Negro” Iñiguez había escuchado una palabra nueva, desconocida y extraña para el escaso vocabulario barrial, y aunque no sabía su significado y mucho menos donde aplicarla, la atesoraba secretamente, esperando el momento de lucirse ante los vagos de la esquina.

Por esos días vino a vivir al barrio (al caserón de las Viejas Burgos, en Mitre y Don Bosco, Escobar) un pibe nuevo.

La expectativa por conocer “al nuevo” era muy grande y todos en la esquina esperábamos el momento con ansiedad.

Cuando aquel pibe apareció en la puerta del caserón, el “Negro” Iñiguez “encontró” el significado de aquella palabra secreta y “entendió” que era el momento de aplicarla.

-¡Qué feo! (gritó), parece un cleptómano.

En ese instante, y por desconocimiento del idioma, nacía un apodo que acompañaría para siempre a este nuevo vecino.

Lejos de saber su significado, aquella palabra nos sugería algún tipo de monstruo antediluviano, alguna especie extinguida, algo horrible.

Carlitos, tal era el verdadero nombre, pasó a ser un compañero más de juegos y travesuras y un querido amigo para toda la vida, pero en aquella etapa de nuestra edad, su apodo podía variar según el grado de enojo o empatía del momento.

“Cleto”, “Cletito”, para los momentos de armonía. “Cleptómano”, para un poco de enojo, o, para la antesala de las piñas, “Cleptómano de mierda”.

Lo mismo ocurría con el “Bagre” Herrera, cuyo apodo variaba desde “Bagre querido” o “Bagrecito” (momentos cordiales), “Bagre amarillo”, (cierto grado de fastidio) y “bagre bigotudo” o “bagre sapo”, que ya significaba una pelea a piñas encarnizada.

Cleto vivía con su mama y el Tío Lucho (“Lucho y el Tren”) en una de las habitaciones que las viejas alquilaban, con cocina y baño compartido con otros habitantes del lugar.

Desde muy chico trabajó para ayudar a su familia y conservó hasta muy entrada su edad, una sonrisa amable y el gusto por algo que lo hacía tan feliz como en la infancia: andar en bici sin manos.

Por Juan Carlos Villalba – 30 /12/13 – Desde Escobar / Argentina

Fuente: El Día de Escobar

Ene 2, 2014ciro
Download Premium WordPress Themes Free
Download WordPress Themes Free
Download WordPress Themes Free
Download WordPress Themes
online free course
download samsung firmware
Download Nulled WordPress Themes
Tweet
Share
+1
WhatsApp
0 Shares

Comentarios

comentarios

    • MAS LEIDAS
    • ULTIMAS NOTICIAS
    MAS LEIDAS
    ULTIMAS NOTICIAS
  • DIA 32 DICIEMBRE

  • HCD

  • NORTFARMA

  • JULIAN 2

  • ESCRIBANIA MINSKAS

  • LO DE CARLITOS

  • TALLER DIEGO

  • AUTOESCUELA

  • ESCOBAR NORTE

  • DEFENSORIA

  • ARGENTINA VIRTUAL

  • MUNICIPIO

  • TWITTER
    Tweets por el @eldiadeescobar.
    FACEBOOK
    Vacío
    El Día de Escobar
    Seguir en Instagram
    3,008
    publicaciones
    2,638
    seguidores
    4
    seguidos
    7 hours ago
    • 66
    • 1
    20 hours ago
    • 8
    • 0
    2 days ago
    • 57
    • 2
    2 days ago
    • 41
    • 2
    3 days ago
    • 42
    • 0
    3 days ago
    • 19
    • 0
    Diseño web en Escobar
    • Secciones
      • Portada
      • Elecciones 2019
      • Gestion Publica
      • Legislativas
      • Politica
      • Interes Gral
      • Sociedad
      • Educacion
      • Cultura
      • Deportes
      • Policiales
      • Breves
      • Cartas de lectores
      • Columnas
      • Cuentos y Poesias
    • Farmacias de turno
    • Teléfonos útiles
    • Nosotros
    • Publicidad
    • Contacto